martes, 23 de septiembre de 2014

Editorial Acero Revolucionario N° 28, octubre de 2014

Órgano interno del Comité Central del PCMLV


La derecha se prepara para presionar en la calle

Las contradicciones agudizadas en el mundo capitalista producen un ambiente de conflictividad al que no es ajena Venezuela ni los países de la región, independientemente del gobierno que tenga el control del aparato de Estado. Las contradicciones inter imperialistas (en sus bloques EEUU-UE vs China-Rusia), entre países imperialistas vs dependientes, y la contradicción capital-trabajo se van expresando de una forma cada vez más violenta, produciendo crisis regionales, sectoriales, ambientales, sociales y de clase, por medio de un aumento de conflictividad, protestas, guerras y revoluciones, todo esto como signo característico de la crisis general del capitalismo.

Ubicándonos en Venezuela, de acuerdo a lo que es posible conocer de las políticas gubernamentales y de las intenciones de nuestros comunes enemigos de clase, en los meses que se aproximan, veremos un mayor aumento de la confrontación entre la derecha opositora y el gobierno, así como también entre los diversos componentes de la burguesía y la clase obrera; esto se expresará en mayor sabotaje económico por una parte y las respuestas institucionales-burocráticas del gobierno por otra. Así mismo, los propietarios de medios de producción (la burguesía) van a arremeter contra los trabajadores para aumentar la tasa de plusvalía y generar mayor descontento.

El plan de confrontación económica y social de la derecha se prepara para presionar en la calle, en primer momento por la libertad de sus grupos “estudiantiles” y paramilitares detenidos, que forman parte del ejército fascista que han ido construyendo a partir de las guarimbas, de igual forma algunas expresiones sindicales de derecha buscan provocar protestas y choques en un intento por arrastrar las masas populares contra el gobierno y el proceso bolivariano.

Ante este panorama, que refleja condiciones objetivas; como la pérdida del poder adquisitivo del salario, desmejora de las condiciones de vida de las mayorías (producto de la inflación, acaparamiento, escasez y contrabando de extracción), con condiciones subjetivas; como el envalentonamiento de la derecha, la sensación de debilidad del gobierno, las contradicciones económicas y políticas dentro del proceso, la falta del liderazgo de Chávez, los intentos del gobierno en conciliar con la burguesía tradicional haciendo concesiones, los rumores de que el gobierno acaricia la idea de aplicar medidas de ajuste recomendadas por sus asesores externos (aumento de combustibles y servicios públicos, devaluación de la moneda, recorte del gasto público, privatización de empresas del Estado como Citgo, entrega de créditos y facilidades a los empresarios, devolución de fincas y empresas despropiadas) mientras se continua con el llamado a la “oposición razonable” para conversar sobre el diálogo por el futuro del país, creándose con éste una sensación de pérdida del rumbo.

Detrás de todo esto, están los efectos de la crisis del capitalismo que han llegado al país con una ocultada baja de ingresos por concepto de venta de petróleo, aunado a la poca producción local y una política de satisfacer necesidades con importaciones, mientras se permite la repatriación-fuga de capitales a propios y extraños, lo que genera un progresivo deterioro de la economía y junto con éste, la pérdida de la confianza del pueblo en un gobierno que ya no es capaz de mostrarse seguro y que se enfrenta a una ofensiva económica burguesa con medidas coyunturales de corte liberal, mientras mantiene un discurso de socialismo y revolución, lo que va creando tal situación de confusión y debilidad popular que puede llevar a una situación revolucionaria.

Estas contradicciones se expresan con mayor fuerza y de manera particular, en Medio Oriente y África con guerras donde chocan los bloques imperialistas, estos a su vez arman a sus peones y aunque, por ahora casi imperceptible, también lucha el proletariado de esos países por no dejarse atrapar en guerras interburguesas de la que nada tiene que sacar; aquí está el centro del análisis marxista leninista: más allá de lo cruel o terrorífico de estas guerras, ¿Qué papel juega la clase obrera de esos países? ¿Qué gana con entregar su vida para que se posicionen los representantes de algún monopolio? ¿Por qué no organizarse y luchar por nuestros propios intereses en lugar de ser peones de algún bloque imperialista?

Los medios de propaganda burgueses invisibilizan a la clase que con su fuerza de trabajo produce los bienes de que disfruta la sociedad, clase que lucha y es reprimida en cada uno de esos países, mantenida en condiciones de semiesclavitud para que los imperialistas y sus lacayos nacionales tengan recursos para hacer la guerra en defensa de unos intereses que para nada benefician al proletariado, ni a la mayoría de esos pueblos, pero que son estimuladas por el imperialismo para tomar control de zonas estratégicas sin arriesgar sus propios soldados mientras estos últimos viven en la opulencia y tratan de reactivar su economía por medio del complejo industrial militar.

Esta confrontación entre potencias imperialistas va dando una nueva configuración a las zonas de influencia de las mismas: EEUU va desplazando a algunos países europeos de África del norte y el Medio Oriente, mientras aplastan gobiernos “independientes”, China se introduce con fuerza en América Latina, Asia y África del sur, Rusia retoma espacios en Crimea pugnando por otras áreas de Ucrania, donde la UE ha logrado posicionarse. Junto con esta ofensiva los grandes monopolios del petróleo, finanzas, tecnología, electrónica, química, farmacéutica, industria automotriz van creando nuevos repartos; podemos ver como la industria automotriz, industrial y metalúrgica china se ha posicionado en América Latina.

Todos estos procesos que forman parte de la lucha por un nuevo reparto del mundo entre las potencias imperialistas, y de los mercados entre los grandes monopolios, es algo característico de la fase imperialista del capitalismo, llega a un punto donde las mismas potencias imperialistas chocan directamente, ya que las potencias emergentes (China y Rusia) luchan por ocupar un puesto preponderante y las tradicionales (EEUU-UE) se resisten a perder espacios de dominio.

Ante este panorama, la clase obrera Venezolana, el campesinado y los explotados no tenemos más que prepararnos para empujar una plataforma de luchas que presione al gobierno a tomar medidas favorables a las mayorías populares, como aumento de salario para recuperar la capacidad adquisitiva del salario, congelación de precios, expropiación a los saboteadores y especuladores, impuesto progresivos a los banqueros y comerciantes, además de una política urgente de consolidación de las organizaciones para la actividad agrícola, producción de alimentos y recuperación de industrias de la mano de la clase obrera.

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