lunes, 4 de julio de 2011

Editorial Acero Revolucionario N° 10, Julio 2011

Órgano interno del comité central PCMLV


     Todos los hechos confirman nuestra tesis de que nos acercamos a una profundización de la crisis general del capitalismo. Etapa, que al igual que las precedentes, estará mediada por guerras y revoluciones, por una intensa lucha de clases que trastoca todo lo establecido y abre el camino a un nuevo momento histórico.

     Las grandes movilizaciones populares empiezan a ser parte de la cotidianidad, los medios masivos de comunicación ya no pueden ocultar que los trabajadores y los pueblos se están movilizando para rechazar las medidas que pretenden colocar en sus espaldas el peso de la crisis, las grandes concentraciones de jóvenes, de trabajadores, en general de los pueblos sojuzgados se hacen realidad desde África del norte, el medio oriente hasta Europa, América, y en general todo el mundo, es una oleada que avanza, aunque aún dirigida por las concepciones burguesas, pero donde cada día aparece con más fuerza la clase obrera y las organizaciones proletarias.


      Por otro lado las guerras se van extendiendo, la ofensiva imperialista para apropiarse de manera descarada del petróleo y otros recursos naturales es cada día más evidente. Libia es la actual víctima, pero ningún país que posea materias primas que le sean útiles a los imperialistas está exento de agresiones. Ante esto solo la organización orgánica del proletariado en el partido marxista leninista para profundizar la acción en el seno de las masas, construyendo la fortaleza en la acción cívico militar que pueda realmente desplegarse en un momento, como forma de frenar al invasor, y avanzar hacia la revolución socialista, es la opción real que tienen los explotados y oprimidos.

     En ese sentido, la amenaza se cierne sobre Venezuela, el imperialismo realiza ensayos y amagos de agresión por diferentes vías. La ofensiva imperialista es seria, ante la crisis que aqueja al mundo los imperialistas optan por seguir los lineamientos más radicales, los llamados halcones de la derecha internacional, (sectores de la ultraderecha) toman las riendas de la ofensiva contra los pueblos del mundo con el propósito de arrancar las riquezas a la fuerza a distintos países y posesionarse de nuevos territorios, petróleo, agua, tierras de buena calidad, en fin ese es el botín que persiguen, con esto aspiran conseguir recursos para seguir subsidiando sus economías. Pero la economía capitalista a pesar de todo sigue maltrecha, solo reanimando el aparato productivo podrán salir adelante y eso no ocurrirá en el corto plazo, puesto que la medicina que están aplicando, al bajar salarios, despedir trabajadores y cerrar empresas solo lleva a la depresión económica.

      En el caso de Venezuela, el gobierno bolivariano, en lugar de cohesionar las fuerzas de izquierda, se abre a un juego de conveniencias con el ultraderechista presidente de Colombia, Juan Manuel Santos; principal peón de los EE.UU en la región. Como parte de esto, entrega revolucionarios creando desconfianza en sectores de izquierda los cuales asumen que no hay justificación desde el punto de vista revolucionario para esta política que corresponde a la “real politik” o política de Estado. Esto a su vez demuestra cierto temor y vacilación en la política internacional, obviando por completo la esencia del internacionalismo proletario.

      Una de las situaciones que reflejan este hecho es la entrega de Joaquín Pérez Becerra al fascista gobierno colombiano. Algunas organizaciones se movilizaron contra la entrega de Pérez Becerra, por ser esto un claro indicio de inconsecuencia, además manifiesta este hecho la profundización de una política que se inicio en el año 2008, cuando el presidente se manifestó negativamente en contra de la lucha armada, específicamente de las FARC y el ELN.

     Ante la presión de la derecha internacional los revolucionarios no debemos ceder, no debemos avalar acciones hechas para congraciarse con los imperialistas y los fascistas (Santos entre ellos) pues, esto no frenará en modo alguno las acciones imperialistas en nuestra contra. Todo lo contrario, si el enemigo ve nuestra flaqueza arremeterá con mayor fuerza.

     El movimiento revolucionario debe entender que estos procesos democrático-burgueses, que son dirigidos por la pequeña burguesía, se mueven entre un radicalismo extremo y el entreguismo, comportamiento propio de este sector de clase. En general estos procesos, si son bien interpretados y mientras las corrientes democráticas tienen el control, significan una serie de posibilidades para avanzar en la organización y concienciación de las mayorías, partiendo de posiciones nacionalistas y patrióticas para avanzar al compromiso con el proletariado.

     Para el movimiento revolucionario latinoamericano y en especial venezolano se aproximan tiempos de definición, tiempos de arremetida de la derecha, en los cuales los sectores vacilantes se atemorizan y buscan conciliar, los cobardes desertan y los traidores comienzan a actuar abiertamente como agentes de la derecha, entregando información y obstaculizando la acción de la vanguardia de la clase obrera, tratando de crear confusión mientras se escudan en pretendidas razones “ideológicas” para esconder su inconsecuencia pequeño burguesa, solo el partido del proletariado da pasos al frente en estas coyunturas, se depura y consolida su acción, su línea política y su presencia entre las masas con un planteamiento claro sustentado en su programa y en la historia de lucha de los marxistas leninistas para avanzar consecuentemente en el camino de la revolución proletaria. 

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